Vampiros I

Vampiros y vampiros energéticos

Vampiros I

¿Cómo detener un vampiro? Con objetos sagrados como crucifijos. Con balas consagradas. Con ajos. Con plata La rama de rosal silvestre, se coloca sobre sus féretros para evitar que salgan de sus tumbas. Atravesarles el corazón con una estaca de madera. O cortarles la cabeza.

El cazador de vampiros más famoso de la historia. Que nos dio a conocer la novela, DRÁCULA, Abraham van Helsing, está inspirado en un personaje real, el doctor Gerald L.B. Swieten, médico de la emperatriz María Teresa de Austria.

Lo que sí existe hoy en día. Son los vampiros energéticos, capaces de dejarte sin energía alguna y crear situaciones negativas en tu estado anímico, físico, en tus sueños, en tus relaciones, y hasta en tu mente…. ¿quieres saber cómo? Busca en nuestra web

En 1755 una noticia sobrecogió a la corte vienesa y es que el 19 de enero, los habitantes de Hermesdorf, desenterraron el cadáver de Rosina Iolackin, convencidos de que era un vampiro, pese que llevaba un año enterrada, bajo tierra, su cadáver, apareció incorrupto y lleno de sangre. El cuerpo fue decapitado, y reducido a cenizas. Sweiten, aconsejó a la emperatriz que investigara los hechos, y redactara un informe sobre vampirismo, el cual se publicó en repetidas ocasiones.

Auténticos cazavampiros

Los cazavampiros existen, desde aquellos que son encargados de asegurarse de que sus familiares muertos no saldrán de sus tumbas. En muchos lugares de Europa, ser caza vampiro, es un trabajo, muchos de ellos magos, hechiceros o chamanes, son encargados de cazar al vampiro. Tradicionalmente se le atribuye el poder de ver y descubrir a los vampiros aun cuando éstos son invisibles a los demás, esta visión más allá de lo físico se les atribuye también a los que tienen cierta sensibilidad y ocasionalmente se ponen la camisa del revés, con el fin de entrar en el otro lado, al igual que los gemelos de distinto sexo nacidos en sábado. en algunos lugares, no sólo los gemelos, si no todos aquellos nacidos en sábado tienen la facilidad de adquirir esa facultad, y poder detectar y ver a los vampiros, e incluso a otras entidades malignas del más allá. Se les llama sâbotnichavi en Bulgaria, y Sabbatianoí en Grecia. Para infundirles valor y resistencia, frente a estas visiones, se les da de comer carne de oveja muerta por un lobo.

Uno de los cazadores de vampiros más temido por el no muerto, son los de su propia descendencia.

Y es que se cree que los vampiros visitan a sus viudas, o mujeres que desearon en vida, para llevarlas a su lecho, donde no pueden defenderse ya que se sienten paralizadas.

(¿Podría ser entonces que la creencia en vampiros se extendiera debido a que en realidad lo que visitaba y “atacaba a esas víctimas fueran íncubos? El íncubo como el súcubo son demonios, los íncubos con aspecto de hombre, atractivo, joven, que seduce y atrae a las mujeres, “asaltándolas en su cama, en mitad de la noche, donde la posee. Las mujeres si despiertan antes de que el demonio haya culminado el acto, no puede moverse, le falta la respiración e incluso puede tener visiones terribles, pero es capaz de sentir el acto del demonio sobre ella. Si no despierta en ese momento, lo recordará como un sueño erótico. Los súcubos, son la versión femenina, mujeres jóvenes, atractivas, aparecen con la forma que saben van a seducir al hombre con todos los atributos que a él le gusta y desea en una mujer y lo termina poseyendo. Estos demonios se nutren de la energía vital del mortal, ¿y dónde desprende más energía un mortal que en el acto más íntimo? La ciencia lo llama parálisis del sueño, pero hablaremos de esto también.)

Si el no muerto, va a poseer a una mujer que tiene como pariente algún sacerdote, la unión será infructuosa, pero si no, puede quedar embarazada. Dicen que la mayoría de estas criaturas mueren, porque tienen en vez de huesos, cartílagos, y su carne parece gelatina. Pero algunos consiguen sobrevivir, los lampijerovic vampiric, o como les llaman los gitanos dhampir. Nacen con un gran pelo negro, sin uñas, sin sombra.

La creencia de que algunos seres humanos son hijos de vampiros, y de que este hecho los capacita para verlos y destruirlos dándoles muerte, está muy extendida, en los Balcanes y el sureste de Europa, Bosnia, Albania, Bulgaria y Serbia.

Profesión cazavampiros: honorarios.

El respeto por su oficio y conocimiento sobre el más allá, hace que las personas que contratan a un caza vampiro lo tratan como a héroes. Además de la fama y el dinero, al brujo, se le honra con grandes convites que paga la comunidad, además de la estancia, transporte y manutención del brujo.

Existe constancia de estas prácticas desde hace décadas, el salario de un cazador entreguerras era de unos 500 dinares, (lo que hoy día equivaldría a 4,23€) o como fue el caso de la aldea de Pirani, en Podrima (KOSOVO) que llegó a pagar 1000 dinares (8,46€) a un cazador de vampiros que se encargó de un no muerto, poco antes de la II guerra mundial. O el caso de los habitantes musulmanes, albaneses, gitanos y serbios de Lesani, (República Checa) que pagaron 1800 dinares (15,23€) que además de su salario, pagaron su estancia y le regalaron un caballo. Incluso hasta la II guerra mundial era costumbre regalar un juego de ropa interior.

Una vez que veo el origen de la dificultad y me doy cuenta, gracias a la Constelación Familiar, de lo que hago a nivel inconsciente para perpetuar una situación, puedo cambiar y dejar de hacerlo al constelarlo.

Como actúa un cazavampiros.

En Serbia, la cacería es un auténtico espectáculo, donde el cazador entra en una especie de trance, donde el ritual no deja de tener ciertos tintes del chamanismo, rasgo que vemos en otros cazadores de otras regiones como Croacia, y Eslovenia, de los que se cree, que su espíritu puede salir de su cuerpo, y transformarse en diferentes animales para pelear con los kudlak, como se conoce a los vampiros en estos países.

Cuando entra en trance el cazador toma un arma de fuego y comienza a moverse rápidamente para dar caza al no muerto. Si el hechicero encuentra la sepultura donde descansa el vampiro, utilizará las antiguas técnicas tradicionales, lo desenterrarán, procederán a estacarlo, dispararle con balas consagradas, cortarle la cabeza, arrancarle el corazón por la espalda, quemar su cuerpo hasta reducirlo a cenizas, o varias a la vez.

Técnicas de los cazadores de vampiros búlgaros.

Se trata de un procedimiento que recuerda a los cuentos orientales donde un djinn (hay una película de terror que se llama así y está bastante bien, si os apetece una tarde noche de miedo, puede ser una opción entretenida) o mago se encuentra encerrado en una lámpara, o botella, o ciertas historias de cabalistas que encierran a entes o demonios en ciertos recipientes para que les sirvan, y el vampiridzhija, embotella al vampiro, para el ello el cazador acudirá a la aldea con un ícono de algún santo, ya que éste icono cerca de un no muerto, tiembla en la mano del mago, el cual acorrala al vampiro y le obliga a entrar en la botella, tapándola de inmediato y lanzándola luego al fuego. Por otro lado, los cazadores búlgaros también recurren al método de la estaca.

A Nikola, se le pagaron 800 kurus, por librar a la ciudad de Velico Tarnovo (Bulgaria) de los espectros de ciertas brujas que salían de sus tumbas al ponerse el sol, atemorizando a los habitantes, de los cuales muchos huyeron de la ciudad presas del pánico. El exorcista, sostuvo un gran palo con una imagen y así halló las tumbas de 2 soldados, Jenízaros, que al ser exhumados se mostraban hinchados, les había crecido pelo y uñas, y el brujo, procedió a clavarles las estacas en el estómago, sacarles el corazón y hacerlos hervir, y quemó los cadáveres.

1882. 2 cazadores de vampiros se pasearon por una aldea, Varna, de Bulgaria. Con la intención de acabar con un vampiro, a lo que los lugareños, atribuían la epidemia que asolaba la región.

El icono que llevaban consigo se puso a temblar, y persiguieron al vampiro hasta su tumba, donde encontraron su cuerpo del color de la sangre, recostado sobre su vientre. Atravesaron su cuerpo con una estaca de espino, y luego echaron el cuerpo al fuego y ante el asombro de todos, se dice que el cuerpo gritó mientras ardía y, dos semanas después la epidemia pasó.

También en Bulgaria son muchas las brujas y mujeres sabias que se dedican a Cazar vampiros. Estas observan algún agujero en su lápida o tierra que cubre su tumba, y con una pócima donde una de las mezclas tiene que ver con excrementos humanos, el cual se supone son un manjar para los vampiros, y hierbas venenosas, e introduciendo dicha medicina por el agujero de la tumba, se consiguió exterminar una plaga de vampiros que asoló la localidad de Derekoui (Bulgaria)

El caso que aterrorizó Inglaterra: El vampiro del Cementerio de Highgate.

En el distrito londinense de Islington, cerca de Highgate Hill, Inglaterra, se ubica el famoso cementerio de Highgate, un lugar de arquitecturas sobrecargadas, esculturas clásicas y una intensa atmósfera gótica. Allí reposan los restos de famosos personajes como el físico Michael Faraday y el filósofo político Karl Marx, además de muchos artistas, arquitectos y héroes militares británicos.

Construido en 1839 para paliar la precariedad de los cementerios locales aledaños, Highgate fue uno de los primeros camposantos privados del lugar y se convirtió rápidamente en el sitio de descanso eterno preferencial de las altas clases sociales inglesas, aunque durante la segunda mitad del siglo XX caería en el abandono y la decadencia. Sin embargo, el lugar saltaría nuevamente a la palestra pública después que los tabloides ingleses comenzaran a publicar las primeras historias que afirmaban que el cementerio no sólo estaba embrujado, sino que también era el sitio donde descansaba un vampiro real, el llamado “Rey Vampiro de Valaquia”, un noble de Valaquia que habría sido traído a Inglaterra en un ataúd en el siglo XIX. Una criatura infernal que, según algunos testigos, a veces iba acompañado de tres fantasmas.

Si bien a partir de la década del 60’ los medios de comunicación británicos comenzaron a informar sobre el primer vampiro de Inglaterra en más de cien años, los primeros reportes de índole sobrenatural en el cementerio de Highgate se remontan a 1890, cuando un anciano del lugar afirmó haber visto a una entidad sobrenatural que había matado a una mujer en Harmondsworth y, a continuación, había bebido su sangre. Si bien muy pocas personas le dieron crédito a su relato, en la mañana del 16 de abril de 1922 una persona fue atacada cerca del cementerio por “algo” que le mordió el cuello y le intentó succionar la sangre. El hombre, que fue encontrado casi exánime en la vía pública, fue llevado al hospital de Charing Cross, donde los cirujanos insistieron en que no había sido mordido, sino que había sido apuñalado con un objeto cortante fino. Sin embargo, dos horas y media más tarde llegó otra persona al hospital con heridas idénticas en el cuello y, un poco después, una tercera víctima. La policía determinó que estas tres personas habían sido atacadas por un asaltante invisible, exactamente de la misma manera, en las cercanías del cementerio de Highgate. En ese momento comenzaron a esparcirse los rumores de que había un vampiro real rondando por Londres.

Por esa misma época varios testigos afirmaron haber visto, en una noche de abril iluminada por la luna llena, a un ser oscuro de dos metros de altura volando alrededor de la iglesia de West Drayton que se dirigió hacia el cementerio de Highgate. Dos policías que intentaron perseguir al ente alado relataron que la criatura emitió un chillido espeluznante, justo antes de que batiera sus alas y desapareciera entre las tumbas del camposanto.

Debido al terror generalizado que se instaló entre los habitantes de la ciudad, las autoridades decidieron contratar a un cazador de vampiros profesional. Semanas más tarde, un policía informó a la prensa que el vampiro había sido “cazado” y puesto a descansar en una de las más profundas bóvedas del cementerio de Highgate, con una estaca de madera en su corazón.

El vampiro vuelve a atacar                         

Tuvieron que pasar varias décadas para que se reanudaran los reportes sobrenaturales en el cementerio de Highgate. En 1963 dos adolescentes de 16 años que volvían de una fiesta y pasaron frente a la puerta norte del cementerio, afirmaron que habían visto los cuerpos de varias personas presuntamente fallecidas saliendo de sus tumbas. Semanas más tarde, una pareja observó una entidad de aspecto espeluznante “flotando” detrás de las rejas de hierro de la puerta del cementerio. Además, se descubrieron por todo el cementerio numerosos cadáveres de animales, especialmente zorros, a los cuales se les había drenado toda la sangre a través de unas extrañas incisiones que tenían en la garganta.

El 24 de diciembre de 1969 un joven identificado como David Farrant, durante una noche en que él y un grupo de amigos interesados en lo oculto recorrían el viejo camposanto, aseguró que observó un ser “gris” de gran altura merodeando por el cementerio. Farrant envió una carta al diario “Hampstead and Highgate Express” relatando su tétrica experiencia, lo cual desató una oleada de cartas firmadas por otros habitantes de la localidad, que no sólo confirmaron la existencia del supuesto vampiro, sino que también describieron a una gran variedad de fantasmas que supuestamente embrujaban el cementerio y los caminos adyacentes. Fue el caso de un supuesto fantasma de un hombre alto con sombrero de copa que solía caminar cerca de un antiguo mausoleo, una dama de blanco que solía salir de un sepulcro, un rostro que se asomaba a través de las barras de la reja principal, una figura que caminaba sobre el agua de un estanque y el sonido de lastimeras voces que parecían salir de entre las tumbas.

David Farrant, quien comenzó a aparecer cada vez más en la prensa inglesa hablando del vampiro, en tanto, opinó que la criatura podría ser un espectro o fantasma de hábitos vampíricos, que se alimentaba, además de la sangre de sus víctimas, de la energía psíquica de las personas, la misma energía que permitía que el vampiro se materializaba cuando se daban ciertas condiciones adecuadas.

En 1971 las autoridades inglesas comenzaron a preocuparse cuando una niña aseguró que había sido atacada por el vampiro en el exterior del cementerio. La menor regresaba a su casa cuando fue súbitamente arrojada al suelo, con una fuerza sobrehumana, por una “figura negra, alta y con una cara blanca mortal”. El ataque no se llevó a cabo porque en ese preciso momento un automóvil que pasaba por el lugar se detuvo a ayudarla y el vampiro “desapareció” con el resplandor de los faros, desvaneciéndose por una pared del cementerio de tres metros de altura.

Los vecinos de Highgate Hill, cansados de todos estos tétricos reportes, decidieron tomar cartas en el asunto y organizaron el 13 de marzo de 1971 una cacería del “vampiro de Highgate”, que fue incluso cubierta por varios canales de televisión, que transmitieron una serie de especiales en los cuales se hablaba a fondo sobre el centenario cementerio y las entidades espectrales que lo habitaban. La búsqueda del presunto chupasangre se prolongó alrededor de tres días y una multitud de personas armadas con ajos, cruces, agua bendita y estacas, ayudados de las autoridades, buscaron sin éxito al vampiro.

Por esa época, Farrant y Manchester, convertidos por los mismos medios de prensa en una suerte de “Van Helsings del siglo XX”, entablaron una mediática rivalidad sobre quién capturaría o asesinaría al vampiro, lo que desató otras cacerías durante ese mismo año.

En el libro “El vampiro de Highgate”, publicado por Sean Manchester años más tarde, éste narraría con lujo de detalles lo que ocurrió durante una de estas cacerías. Según Manchester, entró con un grupo de personas al cementerio a través de las rejas dañadas de una iglesia cercana. Lo primero que hizo fue intentar abrir la puerta a una catacumba que, de acuerdo con una médium que lo acompañaba, era donde dormía el vampiro. Al no poder forzar la cerradura, Manchester entró a través de un hueco en el tejado del mausoleo y se encontró con varios ataúdes vacíos en el interior, los cuales roció con agua bendita y dientes de ajo.

La cacería del vampiro de Highgate

“Reinaba la oscuridad y una horrible pestilencia asaltaba nuestras fosas nasales. Las plataformas soportaban un gran número de ataúdes carcomidos. Me tomé la molestia de contarlos y observé, después de comparar su número con las inscripciones fúnebres de la fachada, que había uno de más. Pero ¿cuál era? Advertí un sarcófago situado a ras de suelo, al fondo de la gruta; estaba mejor conservado que el resto y no tenía marca alguna de la identidad de su ocupante.

Después de acercarnos con extrema prudencia, y el corazón encogido, levantamos la tapa. No estaba vacío, había un cuerpo que no parecía ni vivo ni muerto. Desconcertados, contemplamos durante unos instantes interminables aquel espectáculo que desafiaba toda explicación lógica. Uno de mis acólitos comentó, rompiendo el silencio, que no llevaba mucho tiempo muerto. Pero la gruta tenía más de un siglo y no había acogido recientemente a ningún difunto.

Apenas hubo pronunciado estas palabras, esgrimí una estaca de madera de álamo, cuya punta sitúe en el flanco izquierdo del cuerpo, entre la séptima y la octava costilla. El sol se estaba poniendo. Con un fervor aún mayor, me puse a exclamar las fórmulas de exorcismo que retumbaron contra las paredes de la gruta: “¡Avanza, ser pérfido, portador de todos los males y de todas las falsedades, enemigo de la virtud, perseguidor de los inocentes! ¡Cede tu lugar, viciosa criatura! ¡Cede tu lugar, espíritu maligno! ¡Cede tu lugar al Cristo!”

Poco después, se elevó de las tumbas un sordo fragor, acompañado de poderosas y profundas vibraciones. Atemorizada, la médium soltó la Biblia que sostenía. Uno de mis ayudantes la retuvo en el instante en que se disponía a salir del círculo. El crepúsculo se cernía sobre nosotros. Blandiendo el gran crucifijo que empuñaba con la mano derecha, exclamé: “¡Vete, horrible demonio! ¡Regresa con los tuyos y no vuelvas jamás a atormentar a los hijos de Dios Todopoderoso!” Dicho esto, lancé la cruz con todas mis fuerzas a las tinieblas de la gruta. Tan sólo el silencio me respondió. Permanecimos durante largo tiempo envueltos por ese silencio de mármol, sin osar movernos. Finalmente anuncié que todo había concluido y pudimos partir.

Al recoger la Biblia lanzada por la médium, observé que había caído abierta por una página del Deuteronomio. Mis ojos se deslizaron sobre las palabras: “Asegúrate solamente de que no comerás sangre, pues la sangre es la vida…” (Capitulo 12, versículo 23). Siguiendo nuestra recomendación, tapiaron con ladrillos y cemento la entrada de la gruta”.

Manchester relató en su libro que tres años después de estos sucesos descubrió el cuerpo de otro vampiro en el sótano de una casa abandonada en el área de Highgate, el cual quemó luego de clavarle una estaca. De acuerdo al mismo Manchester, la única forma de matar a un vampiro era utilizar la denominada “Técnica antigua de extermino vampírico”, que consiste en clavar la estaca en el corazón de la criatura, para después cortarle la cabeza, rociar su cuerpo con agua bendita, introducir una hostia en la boca y después quemar todos los restos (En una entrevista realizada en 1985, Manchester se jactaba de haber acabado con 30 vampiros siguiendo este sangriento ritual).

Curiosamente, en agosto de 1970, tres niños que jugaban cerca de una catacumba del cementerio de Highgate encontraron los restos incinerados y decapitados de una mujer que había fallecido en 1926. La policía, tras examinar el caso, concluyó que se trataba de un ritual satánico.

Poco después de eso, David Farrant fue detenido por la policía mientras intentaba entrar al cementerio de Highgate durante la noche. Llevaba consigo un crucifijo y una estaca de madera. Fue arrestado, pero liberado al no encontrársele culpable de ningún crimen. Sin embargo, en 1974 fue encarcelado luego de ser hallado culpable de dañar monumentos y profanar tumbas, así como de vandalismo y extracción de restos humanos en Highgate.

Para 1975, la actividad del supuesto “vampiro” de Highgate había desaparecido del todo, quedando relegada a menciones en series televisivas y reportajes de índole paranormal en medios impresos. Varios libros que se han lanzado posteriormente aseguran que el supuesto chupasangre del cementerio no fue otra cosa que un ejemplo de pánico colectivo y exageración de rumores por parte de David Farrant y Sean Manchester, los dos supuestos cazadores de vampiros. Sin embargo, otros, por el contrario, creen que en las centenarias catacumbas y góticos mausoleos del cementerio de Highgate todavía se esconde algo terrorífico e innominado. Tumbas del cementerio de Highgate